martes, 18 de agosto de 2009

Memorias




Sono el despertador a eso de las 6:30 de la mañana; fue duro, el clima no ayudo mucho 4° era la sensación termica y diría que menos. Sin embargo las fuerzas y ganas fueron más; llegamos a la estación de Talca y me sentia como si hubiese retrocedido 80 años al menos, la Arquitectura estaba imponente, los años, los pasos, la gente ... todo me parecia muy bello, mis recuerdos de niño no se comparaban con los que apreciaban mis ojos. Nos subimos al tren y de ahi en adelante todo fue memorias, pasados, recuerdos, historias. Comentabamos cuantos se habrian subido en ese tren y habian esperado en esa misma estación; un de Rokha llegando de Licanten, un Neruda viniendo de Parral y una tal hermana de Nietzsche habria venido a Curepto a re-ordenar los libros de Federico y después se devolvio a su Alemania natal, mito o realidad no importa quedemosnos con el mito como decia Tony Wilson, sin embargo, el camino, la conversación y la imaginación pasaron a ser el centro de energia, paramos en González Bastías y encontramos la casa de ese gran poeta de mediados del siglo XX, un tren que habra tenido más de 100 años, niebla y tabaco que disipaba en cierta medida el frio de la madrugada. Todo continuo como un viaje sacado de un pueblo rural del sur de Chile, y si, estabamos ahí. No era el sur de Francia ni menos el imponente paisaje de oriente, vivimos lo que muchos sueñan desde tierras lejanas : paisaje, tradición y por sobre todo belleza, esa de antaño, por que los rios, los arboles y el largo camino que emprendimos fue el arroz del plato, lo principal; lo colocamos nosotros, observando al campesino que llevaba herramientas para cobijarse del duro invierno, el cafe con pan y mantequilla que nos vendieron, la compañia y conversaciones entre nosotros fue lo más importante, la union, compartir y vivenciar el viaje a esta edad, la edad de oro como dicen es impagable y más si es acá en el centro de Chile, la cuna de la poesia mundial.

En 1978 se estreno El ultimo Tren, obra de teatro que representaba la dura realidad que se vivia por esos años en torno a los ramales ferroviarios, cesantia, una perdida de identidad brutal y una dura critica hacia el regimen militar; fueron los pilares para la bella composición. Sin embargo con el transcurso de los años y con el retorno de la " democracia " creo que no se ha avanzado mucho de estación y vagon; las politicas de turismo al respecto no han dado los frutos que daban años atras sin que se hicieran al menos campañas ni publicidades baratas. Tenemos, por consiguiente, crear conciencia y una actitud cambiante hacia lo que nos corresponde; llamenla identidad, cultura, o algo básico que es conocer donde vives, disfrutar lo que tienes y apreciar y dar a conocer a otras culturas lo que fuimos y somos, emprender de esta forma una toma de autoridad y postura al hacer, al trascender y en cierta medida al nacer; ya que si queremos formar bases solidas en materias como por ejemplo: turismo, diversidad cultural e identidad; lo esencial para esto es conocer y luego enseñar, disfrutar y luego compartir, apreciar y luego amar. Desde este rincón del mundo también hay algo que decir; un Valparaiso pintoresco y bohemio ya lo dijo, un Valdivia y sur de Chile lo demostro con solo ser ... seamos más, seamos la región del Maule, seamos la tierra de poetas donde un dia nacieron movimientos como la Mandragora que tanto se jactan en un santiago centralizado, viciado, agigantado sin motivos. Unamos ciudades que son celulas cambiantes, culturas en construcción y hasta un potencial economico fuerte; seamos nosotros como lo vivieron nuestros abuelos: música, vino y poesia.




Sutil y extrañamente
Tengo el ánimo herido,
Como si los dolores de otros hombres
En mí se hubieran recogido.
La montaña que baja
A bañarse en el río
Muestra un cansancio tan humano,
Que pone en el espíritu
un estremecimiento…

Un estremecimiento
que solamente es el recuerdo vivo
de las viejas leyendas de la sierra
de los cantos del río
de una paz, hoy extinta en los senderos,
de una miseria nueva que ha venido.

Un estremecimiento,
Dolor de otros espíritus,
Que flota en la montaña
Y anda por los caminos…
No tiene voz,
Y se oye
En los breñales su alarido.


Y es un grito profundo
Que se extiende a lo lejos,
Que se oculta en las piedras
Y tiembla en los esteros.

Una miseria nueva
Prendió en las hondonadas y en los cerros,
Arrasó los sembrados,
Y en los rebaños y en los huertos.

El pobre se hizo miserable,
El miserable, bandolero!

Hay espanto en los ojos
De los niños labriegos
Que oyen a media noche
Clamores homicidas en el viento.

Hay espanto en los ojos de las madres
Que ya no arrullan con su canto el sueño
Del hijo, atormentadas
Por la vida sin término.

Hay espanto en los árboles
Que ya no sienten el afecto
de aquellas manos buenas que les deban
el agua en cántaros morenos. [...]


Extracto de: González Bastías, Jorge, 1879-1950, El poema de las tierras pobres.