viernes, 30 de septiembre de 2011

Violeta se fue a los cielos




En el inconsciente social co- existen, como en todo ámbito, figuras que recorren nuestros profundos sentimientos y despiertan, de esta forma, ideas, deseos y fuerzas que uno no logra dimensionar con la racionalidad que impera en el día a día. En lo personal, me sucedió (y sucede) con Violeta; me nutre de una riqueza que es difícil expresar en palabras, sin embargo estas quedan ciertas veces supeditadas por la pasión de las cosas que uno vive de vez en cuando. No lo digo necesariamente por la figura y la multidimensionalidad que tenia, sino que apelo a las emociones que cada cual le inspira sus letras y su historia artística, eclipsada siempre por la tierra, la fuerza y la tristeza.

En este sentido, la película de Wood se estructura desde y para la historia, vida y obra de Violeta Parra dejando atrás personajes que hubiesen servido como puentes de otros relatos (por ejemplo la presencia de Nicanor, Eduardo o Roberto). De esta forma Andres maneja de manera simple y hasta natural estos elementos que complementan de forma muy bella la vida de ésta. Se vislumbran, a su vez, 2 relatos que se cruzan durante toda la película; estos hacen que el film carezca de linealidad, proyectando continuidad y ritmo.

El primer relato, desde los inicios hasta el final, deambula entre la ilusión de lo que pudo haber imaginado o soñado en momentos cruciales de su vida, los fotogramas plasmados para rescatar esta ilusión, eso sí, pecan de ser muy estilizados y ambiguos en ciertos momentos claves para el clímax del film, que no fue la muerte misma de Violeta sino que toda la vida de esta. Dejando huella en donde no hay camino.

El segundo logra definir la pureza y lo desgarradora que fue la vida entera de Parra, omitiendo a modo personal y sin el vasto conocimiento que poseen eruditos; aprehender y revelar las complejidades de una humilde servidora al pueblo chileno, ambos relatos se sustraen y contraponen en todo el film. Sin embargo no tiene cabida el despliegue estético y fotográfico que desarrollo Andres; montajes sobrecargados de perfección hacen que los sucesos parezcan falseados y hasta forzados más que reales y naturales, en este sentido la esencia se presenta sin ser presentada; se da de forma natural. En el cine es complejo, pero no imposible, sin embargo en la película carece de una manera particular.

Pienso que la vida sin esencia, no tendría el mismo sabor. Aparece como un réquiem el cantico de Sartre, Kierkegaard y unos cuantos filósofos. Violeta podría sonar en esa melodía más que cualquier otra, confundiendo a los eruditos que las cosas son más sencillas que el estudio profundo de estas. Y la vida por lo general resulta más bella si se plasma de matices cargados de ilusión, tristeza y perseverancia, como lo hizo aquella Violeta.



martes, 20 de septiembre de 2011